ADORATRICES: DESDE 1935 AL SERVICIO DE CEUTA


Los inicios de la congregación de las hermanas Adoratrices en Ceuta se remontan al año 1935. En una situación económica un tanto precaria, y casi obligadas por la necesidad, las Adoratrices iniciaron su andadura en Ceuta, y en poco tiempo consiguieron ganarse el respeto, cariño y admiración de los ciudadanos. La concesión de una subvención de 6.000 de las antiguas pesetas por parte del Ayuntamiento, tras aprobarlo por unanimidad la sesión plenaria, supone el primer paso para la implantación definitiva.

Transcurrieron casi tres décadas hasta que, no sin muchos esfuerzos, se trasladaron hasta la actual ubicación en la barriada del Sardinero, donde permanecen desde el año 1959. Antes, habían habitado más de 20 años en  las inmediaciones de la calle Serrano Orive junto al chalet de la familia Orozco.
Meses después de su implantación en Ceuta estalló la Guerra Civil. El conflicto deparó unos años difíciles, pero en los que las religiosas no cesaron de luchar por atender a las chicas necesitadas que a la casa-colegio acudían en busca de ayuda. En unos momentos muy delicados, y en los que escaseaban alimentos, muchas familias llamaron a las puertas de las Adoratrices, encontrando respuesta a sus necesidades.
También hay que subrayar el rico patrimonio dejado por las Adoratrices en el mundo cofrade de la ciudad. Las religiosas realizaron muchos trabajos, considerados obras de arte. Entre ellos, se puede destacar un manto a la Virgen de la Soledad, con el cual sigue procesionando cada Viernes Santo; una túnica al Cristo del Medinaceli o un manto y unas bambalinas a la Virgen de Las Penas.
Pero si por algo son conocidas las Adoratrices en Ceuta es por su labor educativa. La historia de la congregación va unida a la historia del colegio. De hecho, prácticamente comienzan al unísono, puesto que apenas dos meses después de su implantación definitiva comenzó a funcionar la escuela.

Primero se inició la denominada escuela nocturna, dirigida a jóvenes mayores de 14 años a las que se les enseñaba, entre otras materias, leer y escribir. Dos años más tarde, y sin dejar de impartir las clases a chicas analfabetas se creó la escuela externa, implantándose la denominada Primera Enseñanza Desde entonces la docencia ha sido un pilar en el trabajo desarrollado por las religiosas en Ceuta.
El paso de los años ha demostrado que la misión adoratriz ha ido adaptándose a los tiempos. En sus inicios la sociedad era muy diferente a la actual, dedicándose principalmente a ayudar chicas que, por diferentes circunstancias, se veían obligadas a recurrir a la prostitución. Las religiosas les ofrecían una alternativa a su situación, brindándoles un hogar y unos conocimientos educativos y morales, que posteriormente propiciaban su reintegración. Pero también encontraban amparo chicas con problemas familiares, huérfanas o procedentes de familias humildes. Todas eran acogidas. Algo que sigue ocurriendo actualmente, aunque los años han dado paso a otro tipo de necesidades.

Actualmente, las religiosas Adoratrices están presentes a través del Colegio Santa María Micaela (www.colegiosantamariamicaela.com) y la obra social Casa de acogida. 



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